ENTREVISTA Salvador Mira
Es verano, son las doce de la mañana y hace un día radiante en Galicia. Camino por callejuelas atestadas por la celebración del mercado semanal. He quedado con Salvador Mira, el autor de la novela Después del silencio, para una entrevista en la terraza de un bar; cerca hay una pulpeira en plena calle.
Lo veo, me acerco y me invita a sentarme preguntado si tomamos una tapa. Yo contesto que sí y pide además dos tazas de ribeiro tinto. Riéndose comenta que hay que aprovechar, el precio del pulpo se está poniendo imposible, «parece como si lo trajesen de Júpiter», me mira apagando el cigarrillo para encender otro «es de liar, lo de comprar cajetillas es pasado, esto también forma parte de la farsa general que nos está devorando a todos»…
¿Por qué una novela?
Bueno, creo que era un medio que necesitaba para completar mi visión de la realidad. Hasta ahora lo había hecho con la poesía, pero necesitaba crear personajes para plasmar ciertos aspectos que deambulaban por mi alma y mi pensamiento… Después de haber escrito los cinco poemarios que conforman Destierro en la Tierra, me había llegado el momento de escribir narrativa, suponía un reto, me apetecía y lo necesitaba.
Hablas de realidad, ¿podemos englobar Después del silencio en algún tipo de realismo?
Mira, odio las clasificaciones, aunque a veces sean necesarias. Así como en mi poesía no encontrarás ruiseñores en puestas de sol idílicas, en esta historia tampoco encontrarás situaciones fáciles ni edulcoradas… Es una novela cruda, contundente, inquietante, sin compasión… Siempre me han llamado la atención los rusos del diecinueve, La madre de Gorki, el Pascual Duarte, las historias de Rulfo y Onetti, El túnel de Sábato por traer a colación algunas gotas de un océano… Escribo lo que siento y conozco, no me escondo ni engaño a nadie en mis letras.
Santa María de Pontás, el pueblo donde se desarrolla la trama de Después del silencio podría ser cualquiera de las poblaciones o barrios del mundo occidental, justo antes de que se produjera nuestro particular «fin del mundo», la caída de Lehman Brothers.
¿Y cómo era aquel mundo?
Era, y en muchísimos aspectos sigue siendo, un mundo podrido, básicamente. Una sociedad que había llegado al clímax de la degeneración ética y moral; embrutecida por el cotilleo, la falta de vergüenza… y que, para muchos de nosotros, ya antes de la crisis, era complicadísima. Para que puedas hacerte una idea de cómo he representado ese mundo o de lo que te vas a encontrar en Después del silencio podría decirte que sería lo contrario a lo que aparece en muchos medios de comunicación, películas y buena parte de los libros que se publican en los últimos tiempos…
¿Te refieres a la literatura actual?
A libros de caballerías. Hoy es como si se obviara uno de los motivos de la creación de El Quijote por parte de Cervantes. Entre historias de zombies, duendes, hadas, pseudonovelas históricas y tochos de 700 páginas sin otra misión que el de un entretenimiento burdo y obsceno… parece que no hubiese sitio para la literatura en el panorama editorial, o ésta se viese relegada a un lugar marginal.
¿Y cómo era aquel mundo?
Era, y en muchísimos aspectos sigue siendo, un mundo podrido, básicamente. Una sociedad que había llegado al clímax de la degeneración ética y moral; embrutecida por el cotilleo, la falta de vergüenza… y que, para muchos de nosotros, ya antes de la crisis, era complicadísima. Para que puedas hacerte una idea de cómo he representado ese mundo o de lo que te vas a encontrar en Después del silencio podría decirte que sería lo contrario a lo que aparece en muchos medios de comunicación, películas y buena parte de los libros que se publican en los últimos tiempos…
¿Te refieres a la literatura actual?
A libros de caballerías. Hoy es como si se obviara uno de los motivos de la creación de El Quijote por parte de Cervantes. Entre historias de zombies, duendes, hadas, pseudonovelas históricas y tochos de 700 páginas sin otra misión que el de un entretenimiento burdo y obsceno… parece que no hubiese sitio para la literatura en el panorama editorial, o ésta se viese relegada a un lugar marginal.
Mira, si tú ves imágenes de hace cuarenta o cincuenta años por televisión; las vestimentas, las costumbres…, te resultarán ridículas, más que nada, porque lo que estás viendo son las modas del momento; para mí, un autor y su obra son lo diametralmente opuesto a las modas, algo atemporal… O por lo menos su obligación es intentarlo… Hoy la gente consume masivamente libros de caballerías y yo, por supuesto, me esfuerzo en «desfacer entuertos».
Hablas de autores…
Ahí podría sacar de nuevo a colación la poesía como ejemplo. Los poetas pasan trabajos, angustias y necesidades, siempre ha sido así. Luego hay fantoches que viven muy bien de la poesía; el Tiempo los espera a la vuelta de la esquina para engullirlos a todos... La fama, los oropeles y los nombres literarios son de las cosas que más le gusta devorar al Tiempo. Fíjate en la lista de Premios Nobel de literatura.
Hablas de autores…
Ahí podría sacar de nuevo a colación la poesía como ejemplo. Los poetas pasan trabajos, angustias y necesidades, siempre ha sido así. Luego hay fantoches que viven muy bien de la poesía; el Tiempo los espera a la vuelta de la esquina para engullirlos a todos... La fama, los oropeles y los nombres literarios son de las cosas que más le gusta devorar al Tiempo. Fíjate en la lista de Premios Nobel de literatura.
Y por último existen profesores, notarios, abogados, funcionarios, amas de casa, ninfómanas... Todos los que juegan a escribir poesía... o lo que sea...: «Si les agrada, sigan haciéndolo, no le hacen daño a nadie, pero sus letras son como ustedes, no son de verdad».
A veces incluso se puede escribir de una forma más o menos torpe, que al final lo que prevalece es la autenticidad.
¿Entiendo que es una novela transgresora?
Si contar lo que pasa ahí fuera es ser transgresor, sí, lo es. Amor, sexo, odio, empleos, avaricia…: relaciones humanas. Toda literatura tiene un punto de transgresión, y normalmente sirve para contar a la gente lo que no quiere oír. Cuando escribí Asalto al cielo, en 2009, podía parecer una auténtica locura; luego vino la Primavera Árabe, el 15M y aquel poemario se convirtió en pura normalidad.
¿Qué me podrías decir de los personajes de la novela?
Es una respuesta bien sencilla. Los personajes somos tú y yo, nuestros vecinos, nuestros amigos…Y como en la vida, unos están vivos y a pesar del sufrimiento pelean por ser ellos mismos, otros agonizan y se mueven a la deriva, dando tumbos, como troncos en la enfurecida corriente de un río, y otros directamente son demonios en la Tierra, que por cierto en los últimos tiempos son legión: Demonios y Madame Bovarys.
¿Cómo ves la situación actual de la sociedad?
Si crees que te voy a decir algo sobre los políticos, te equivocas… Te pondré un sencillo ejemplo, mi generación. Yo pertenezco a una «generación institucionalizada» que ni siquiera vendió el alma por dinero, lo hizo por una décima de punto en la nota de un examen. Veinte años después parece que aquellos títulos académicos no valen gran cosa.
A veces incluso se puede escribir de una forma más o menos torpe, que al final lo que prevalece es la autenticidad.
¿Entiendo que es una novela transgresora?
Si contar lo que pasa ahí fuera es ser transgresor, sí, lo es. Amor, sexo, odio, empleos, avaricia…: relaciones humanas. Toda literatura tiene un punto de transgresión, y normalmente sirve para contar a la gente lo que no quiere oír. Cuando escribí Asalto al cielo, en 2009, podía parecer una auténtica locura; luego vino la Primavera Árabe, el 15M y aquel poemario se convirtió en pura normalidad.
¿Qué me podrías decir de los personajes de la novela?
Es una respuesta bien sencilla. Los personajes somos tú y yo, nuestros vecinos, nuestros amigos…Y como en la vida, unos están vivos y a pesar del sufrimiento pelean por ser ellos mismos, otros agonizan y se mueven a la deriva, dando tumbos, como troncos en la enfurecida corriente de un río, y otros directamente son demonios en la Tierra, que por cierto en los últimos tiempos son legión: Demonios y Madame Bovarys.
¿Cómo ves la situación actual de la sociedad?
Si crees que te voy a decir algo sobre los políticos, te equivocas… Te pondré un sencillo ejemplo, mi generación. Yo pertenezco a una «generación institucionalizada» que ni siquiera vendió el alma por dinero, lo hizo por una décima de punto en la nota de un examen. Veinte años después parece que aquellos títulos académicos no valen gran cosa.
Todavía recuerdo cuando iba a entrar el euro, un absurdo, estaban encantadísimos porque al ir a Francia no tendrían que cambiar de moneda… ¡Cómo si fuesen a comprar la barra de pan todos los días a París!… De aquellos polvos estos lodos… Ahora están con lo de las redes sociales… Van a cambiar el mundo desde el móvil… ¡Para morirse de risa!
Creo que la pregunta queda respondida.
Te muestras muy crítico… De la política, mejor no hablar, ¿no?
El ser crítico es mi obligación. Respecto a lo segundo existen suficientes estudios, documentos y libros publicados que demuestran sobradamente que en España no tenemos una democracia plena, por utilizar un eufemismo. Partiendo de este hecho lo único que puedo decir es que son demasiadas las personas en este país que ni siquiera tiene derecho a un poco de esperanza.
Por último y volviendo a la novela, ¿qué esperas que el lector encuentre en Después del silencio?
La novela tiene un estilo sencillo y diáfano; es una historia de unas ciento cincuenta páginas con un ritmo y una estructura que facilitan mucho su lectura. Espero que el lector encuentre en ella sentimiento, emoción, reflexión y sobre todo verdad. Una autenticidad que nos acompaña en la lectura de ciertos libros y que nos brinda esa sensación tan maravillosa de no sentirnos tan solos en este mundo.
La conversación continúa… La gente pasa, la luz lo inunda todo y el olor a pulpo se extiende por la calle.
******
... Cada vez importan menos los sentimientos y la moralidad, porque todos se limitan a ser como zombies y a seguir las modas que la televisión y las redes sociales imponen sin molestarse en saber quien las promueve y con qué fin. Vivimos en un mundo donde solo importa la imagen y el dinero...
LAURA MARTÍNEZ GONZÁLEZ
Escritora de Editorial Leibros
Escritora de relatos. Autora del libro 'Relatos Fantásticos, de Amor y Misterio'.
Te muestras muy crítico… De la política, mejor no hablar, ¿no?
El ser crítico es mi obligación. Respecto a lo segundo existen suficientes estudios, documentos y libros publicados que demuestran sobradamente que en España no tenemos una democracia plena, por utilizar un eufemismo. Partiendo de este hecho lo único que puedo decir es que son demasiadas las personas en este país que ni siquiera tiene derecho a un poco de esperanza.
Por último y volviendo a la novela, ¿qué esperas que el lector encuentre en Después del silencio?
La novela tiene un estilo sencillo y diáfano; es una historia de unas ciento cincuenta páginas con un ritmo y una estructura que facilitan mucho su lectura. Espero que el lector encuentre en ella sentimiento, emoción, reflexión y sobre todo verdad. Una autenticidad que nos acompaña en la lectura de ciertos libros y que nos brinda esa sensación tan maravillosa de no sentirnos tan solos en este mundo.
La conversación continúa… La gente pasa, la luz lo inunda todo y el olor a pulpo se extiende por la calle.
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... Cada vez importan menos los sentimientos y la moralidad, porque todos se limitan a ser como zombies y a seguir las modas que la televisión y las redes sociales imponen sin molestarse en saber quien las promueve y con qué fin. Vivimos en un mundo donde solo importa la imagen y el dinero...
LAURA MARTÍNEZ GONZÁLEZ
Escritora de Editorial Leibros
Escritora de relatos. Autora del libro 'Relatos Fantásticos, de Amor y Misterio'.
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